El defensa valverdeño coloca a su equipo de nuevo en la segunda plaza.
Fraude, gol de Quintero y mucho del 'otro fútbol'. El duelo en las alturas del grupo 2 de Primera Provincial defraudó. Por el recorrido en la liga del Valverde, tercero, y del Zalamea, segundo, 'el partido de la jornada' apuntaba a superproducción de Hollywood y se quedó en película sabatina de los mediodías de Antena 3.
Valverdeños y zalameños se olvidaron de lo fraticida del duelo y fijaron la mirada en el otro fútbol. Ese que fundaron los italianos, del que se apoderaron los argentinos y que ayer rayó el surrealismo. Entre patadas, discusiones, teatro, expulsiones y mucho patapún parriba, el partido se fue esfumando. Y de paso aburriendo al personal.
El único que disfrutaba del filme por entonces era Pirulo, un actor que a ratos juega, y muy bien al fútbol. Tres detalles suyos, alguno del joven Jairo y se acabó. Ni siquiera del Valverde, que para sorpresa ganó el partido. Quintero recogió en el 38' un rechace de un córner y dentro del área la colocó, con ayuda del algún defensa, cerca del palo izquierdo de Jony. Antes, sólo un disparo desde la frontal de Portu que se marchó alto.
El Zalamea no aprovechó las concesiones valverdeñas. Empezó el partido cómodo bajo el juego de saque y volea rojiblanco, pero su control y buen trato del balón chocaba con la, esta jornada sí, segura defensa local. No se lo creyó, ni siquiera el gol de Quintero, porque después tampoco intentó un mayor logro. Fue mirando de reojo al rival, renunciando a las mimbres del éxito y acabando de fulminar la primera mitad, tosca y embarbascada.
Al mismo tiempo, el Valverde jugaba su partido por la segunda plaza. La amarró en el minuto 38 y se volvió conservador. Lleva tiempo siéndolo y eso es algo peligroso. Tanto, que una segunda parte por delante con una ventaja mínima es un suicidio con soga y también con silla por el posible arrepentimiento. Luis Torres intentaba poner la calma, pero ayer eso también resultaba imposible.
Volvían las acusaciones, las iras contra el árbitro, los 'piscinazos', los golpes, las lamentaciones, charco de barro de más de cinco que se encargaron de calentar el ambiente, buscando, por bando visitante excusas a la impotencia; y por bando local, que los minutos se fueran dejando los tres puntos en Valverde.
Volviendo a lo puramente deportivo, el partido se alargaba sin ocasiones y el verdadero peligro lo invalidaban los asistentes. Muñiz cabeceaba en el 66' una falta que Juan, con los dedos, empuja a córner, y Fran no llega por los pelos minutos más tarde a un centro desde la derecha.
El partido, en su recta final, se rompe. En busca de la victoria, el Zalamea deja muchos espacios atrás que no aprovecha el Valverde para matar. Goza de un par de faltas al borde del área sin mérito, hasta que en el tiempo de prolongación, Eugenio, que volvía tras su grave lesión, se queda delante del portero y es derribado por José Javier.
Es el delantero valverdeño el encargado de tirar la pena máxima y el autor de su fallo. El balón muere en el palo y sentencia un duelo de altura, que los protagonistas de esta película se esforzaron en echar por tierra.
VALVERDE C.F.
Javier Monterroso (Huelva Información)
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